domingo, 25 de agosto de 2013

RECETA SALADA MUY RESULTONA: TARTA DE CEBOLLA



Esta es otra de las recetas que hicimos para nuestra merienda piscinera. Se tarda unos 15 o 20 minutos, a nuestros amigos les gustó mucho.

La primera vez que oí hablar de la tarta de cebolla fue hace muchos años comentando con mi amiga Verónica el libro de 1080 recetas. 


A su marido le encantaba y ella la hacia frecuentemente. Yo probé a realizarla y, sorpresa, se convirtió en el plato favorito de Borja. Nunca falla, siempre le saca una sonrisa. Pero sucedía una cosa, por aquel entonces Borja estaba opositando y necesitaba estar en forma, y aquella tarta era una bomba de calorías. Por eso, la versión que os traigo hoy es un poco más comedida, calóricamente hablando, y tiene un poco más de color. Borja no ha notado la diferencia de sabor, así que creo que he logrado mi objetivo.

INGREDIENTES

3-4 cebollas moradas, dependiendo del tamaño.
3 cucharadas de aceite
1 cucharada de mantequilla
1 cucharada de harina
1 pizca de pimienta
1 brick de nata para cocinar ligera ( 200ml)
1/2 paquete de queso rallado ( yo he usado el light de Lidl)
1 paquete de masa fresca de hojaldre



Lo primero es cortar la cebolla, este es el paso más latoso, pero os prometo que merece la pena. No la cortamos en juliana sino en cuadraditos chiquitines. Una vez la tengamos ponemos en una sartén el aceite con la mantequilla y cuando estén bien calientes añadimos la cebolla. Hay que pocharla, esto es hasta que veamos que se pone transparente. Como hemos usado muy poco aceite hay que ir removiendo con frecuencia para que lleguemos a ese punto.
Mientras la cebolla está haciéndose metemos la lámina de hojaldre en el horno en un recipiente apto y la pinchamos bien para que no suba. Hay que colocarla de modo que los bordes estén bien apoyados en la parte superior del molde para que quede como una tarta, como en la foto. Yo no separo la lámina de hojaldre del papel de horno porque así al desmoldarlo queda más bonito, pero podéis colocar la masa directamente en el molde si no os importa servirla así. Tiene que estar en el horno unos diez minutos a 220 grados. Hasta qué quede con este aspecto.



Una vez tenemos la cebolla pochada añadimos la nata y removemos bien dejando que reduzca un poco. Después echamos la pimienta, la sal, volvemos a remover. Retiramos del fuego y añadimos la harina hasta que quede integrada en la mezcla. 



En este punto ya habremos sacado la masa de hojaldre del horno y tendremos que colocar con mimo nuestra mezcla dentro. Una vez repartida sólo queda cubrir con el queso rallado y gratinar un poco en el horno, hasta que veamos que el queso está fundido y se tuesta un poco.
Se puede servir caliente o templada.



A mi en esta ocasión me sobro un poco de masa porque elegí un molde un poco más pequeño de lo que acostumbro, y un poco de relleno de cebolla porque se me fue la mano, así que use unos moldes de cupcakes para aprovechar ambas cosas y quedó bastante gracioso. También podéis hacer esto cortando la masa en ocho rectángulos iguales. A mi sólo me llegó para dos que duraron lo que tardó Borja en llegar a casa.



El resultado es sorprendente, una tarta jugosa, ligeramente dulce y deliciosa. 


Buen provecho.

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