Esta es la solución para todos los que ante el dicho: hoy hay lentejas si quieres las comes y sino las dejas, se quedan sin comer como yo.
Cuando mi madre empezó a hacer esta receta me hizo feliz e hizo que me reconciliara con las legumbres un poquito. Hace tres veranos me reconcilié del todo también gracias a mi madre, pero esa es otra historia y otra receta.
Apenas se tardan 10 minutos en prepararla, eso si, mejor hecha del día anterior ya que se integran mejor todos los sabores.
INGREDIENTES
2 botes de lentejas precocidas ( se pueden cocer pero es mas lento )
2 tomates de los que no saben a plástico
1/2 cebolla morada si es grande o 1 si es pequeña
2 latas de atún al natural
Vinagreta
3 hojas de laurel
1/2 cucharadita rasa de cúrcuma
Opcional: unas cuantas aceitunas negras picadas.
Preparamos la vinagreta clásica ( 3 partes de aceite por una de vinagre y sal al gusto) y lo dejamos en el fondo de un recipiente. Picamos en trozos pequeños el tomate y la cebolla morada sobre el recipiente. Echamos también el atún, lo movemos todo y lo dejamos reposar.
Mientras, vaciamos el contenido de los dos botes de lentejas en un escurridor y las lavamos. Ponemos agua a hervir en un cazo junto con las hojas de laurel partidas y la cúrcuma. La curcuma le da un toque muy rico pero nada picante. Añadimos las lentejas y dejamos que den un hervor, más o menos 3 minutos y las volvemos a escurrir.
No hace falta volverlas a lavar ni dejarlas enfriar mucho. Cuando haya escurrido bien el agua podemos mezclarla con el resto de los ingredientes.
Yo después de esto lo meto en la nevera sin tapar. Preparadas en la misma mañana también quedan genial.
Y ya tenemos un plato de legumbre fresco y bueno, a mis hijos les encanta, aunque prefieren las lentejas estofadas, habrán salido a su padre.
Feliz día.
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